Foxxxie, La Niña del Porno

Kiero probar con algo nuevo chicos, estare agregando algunos relatos eroticos, si les gustan envienme sus comentarios a mi mail laurta_enojitos@hotmail.com , asi sabre si seguir dejandolos o no.
¡Ding dong!, sonó el timbre. Abrí la puerta con una amplia sonrisa totalmente desnudo y con mi rabo totalmente en su esplendor. Mi hermana se quedó un tanto sorprendida, así que aproveché y la besé profundamente mientras mis manos levantaban su falda y jugaban con su culito. Cuando nos dejamos de besar, ella me miró con una expresión de total sorpresa y complicidad .....

-Joder tete, que lanzado estás. ¿Como has pasado la tarde?…- Me dijo maliciosamente. -Esperándote, y mientras preparando la cena- dije tajantemente, y le mostré la cena que había estado preparando durante toda la tarde. -¡Que bien tete!- y me dio otro besito de los suyos.

Estaba sentada, desnuda, esperando la cena que le había preparado. Aparecí delante de ella solamente con un delantal. Le serví la cena y nos deseamos buen apetito.

Después de la cena, me preguntó si yo tenía plan para esta noche, le dije que no. Le pregunté lo mismo y obtuve la misma respuesta. Nos sentamos a ver la tele, y a decir verdad, la noche empezó a decaer, ya que no sabía como entrarle y yo notaba lo mismo en ella. Así que tuve una idea, me levanté, fui a mi habitación a coger una baraja de cartas, y luego al mueble-bar de mi padre y cogí una botella de DYC.

-¿Te apetece jugar? -¡Vale!- dijo entusiasmada.

Me senté enfrente de ella y acordamos que quien ganara una partida, se bebía un chupito.

Al cabo de unas cuantas partidas, yo me había bebido 4 chupitos y ella unos 7 u 8. A mi todavía no me había subido el alcohol, pero en cambio, a ella si. Y muy profundamente, pues estaba muy colorada y no paraba de reír. Cuando terminamos una partida, decidí quitar el alcohol de en medio, pues temía por la salud de mi hermana. Le propuse que ahora en vez de que el que ganaba se bebía un chupito, ordenaba al otro hacer lo que el quisiera. Mi hermana aceptó sin pensárselo. Pese a la borrachera, ella ganó la primera mano, y ni corta ni perezosa, me suplicó entre risas que le contara como perdí la virginidad. Antes de comenzar, cogí una venda que había en el comedor y le dije que se lo pusiera para que se imaginara lo que le fuera contando y que no se la quitara bajo ningún concepto, era parte del juego. Y así lo hizo.

Comencé a relatar mi historia mientras ella esbozaba una cálida sonrisa. A lo largo de mi relato, noté como se iba excitando poco a poco, ya que empezó a arquear ligeramente su cuerpo mientras sus pezones se ponían de punta y su coño comenzaba a brillar. Cuando comencé a explicar los preámbulos de mi pérdida de virginidad, ella empezó a rozarse muy ligeramente su húmeda rajita mientras emitía unos leves suspiros de excitación. Yo estaba que no podía más, me hubiera encantado follármela allí mismo, pues sabía que ella seguro que lo estaba deseando, pero me controlé, la noche era larga, pensé.

A medida que le iba explicando el relato, ella empezó a juguetear con su coño mientras se retorcía de placer en el sofá. Fui apagando mi tono de voz mientras me acercaba lentamente a su oído y le explicaba con todo tipo de detalles como me follé a mi ex novia, a lo que ella respondió gimiendo ligeramente y toqueteándose con más énfasis su chorreante raja. Empecé a masturbarme muy suavemente, pues necesitaba aliviar mi ardor, y se lo hice saber a ella.

-Hermanita, me estoy masturbando por ti…

Instintivamente, mi hermanita palpó el terreno buscando con su mano mi erecta polla. Le cogí de la mano y la guié para que la posara sobre mi pollón. Sin decirme ni una palabra, comenzó a masturbarme muy suavemente. Dando pequeñas vueltas con su mano sobre mi pene, como si quisiera ordeñar mi leche. Estaba en el quinto cielo, comencé a jadear y a jugar con mucha dulzura sus preciosos pechos. El izquierdo, el derecho, el izquierdo…Así todo el rato, mientras mi hermana seguía masturbándose y masturbándome.

-¿Sabes como acabó mi historia, hermanita? -¿Como?… – Dijo suspirando…-Al final derramé toda mi leche sobre sus tetas…

Ella aceleró de golpe el ritmo de ambas masturbaciones mientras me pedía que siguiera relatando. El placer era máximo, estaba apunto de correrme, así que arrepintiéndome mucho, cogí su mano y la separé de mi miembro. Ella se detuvo de golpe en su faena, se quitó la venda y me miró con cara de total incredulidad.

-¿Que…que…haces? -La noche es larga, no vamos a malgastar una corrida. –Le dije mientras le guiñaba un ojo. – Comprendo tete- dijo resignada, y me guiñó otro. Jugamos la segunda mano. También ganó ella, ¡que suerte que tiene esta niña! – Venga, que quieres que haga ahora- Dije con un tono de pesadumbre pero a la vez de expectación.-¿Tienes hambre?

Asentí dubitativo un tanto asustado de lo que tendría en mente mi hermanita. Rápidamente ella salió literalmente volando hacia su habitación. Regresó al comedor sin dirigirme la mirada y se metió en la cocina En un momento la vi aparecer con una cuerda en una mano y un tarro de mermelada de albaricoque en la otra. Ya comprendía lo que quería la zorrita de mi hermana. Me dijo que me ataría las manos para que no pudiera ayudarme de ellas. Se tumbó en el suelo y con las manos se puso una gran cantidad de mermelada sobre su nuez. Luego se la expandió con una gran dulzura sobre todo su cuello.

-Venga tete, comienza.- Dijo con un tono imperativo.

Y allí me lancé yo hacia su cuello cual vampiro sediento. Empecé a lamerle con la punta de mi lengua su nuez mientras ella se estremecía por las cosquillas que le provocaban mis chupetones.

-¡Me haces cosquillas!- Y se echaba a reír como una chiquilla.

En poco tiempo acabé de tragar toda la mermelada y me quedé mirándola fijamente a los ojos, no dejé más dulce sobre su cuerpo de diosa. Y así lo entendió ella, pues me dijo con una voz un tanto melosa que si quería más. No hizo falta ni contestar, inmediatamente cogió el tarro, me miró con cara de zorrita y dejó caer mermelada sobre sus juveniles pechos. Como quien unta una tostada, se la extendió por todas las partes de sus pechos, incluido su canalillo, haciendo énfasis en sus pequeños pero erguidos pezoncitos.

-Comienza ya, quiero sentir tu lengua sobre mis tetas-.

Y comencé por lamer su canalillo recorriéndolo de arriba abajo varias veces, sin dejarme ni una gota de ese preciado néctar. Mientras tanto, ella empezó a arquear su cuerpo y a expirar leves pero sensuales gemiditos. Una vez acabado el canalillo, me entretuve en limpiar su pecho izquierdo.

Comencé a hacer espiral alrededor de su pezón, me quería guardar lo mejor para el final. Después lamí en espiral también su teta derecha. Ya solo me quedaban los dos pezones.

- Pasa tu lengua ya, tete, no aguanto más…

Y pasé la punta de mi lengua sobre su erecto pezón. Ella se estremeció de placer. Se notaba que sus pezones eran su punto débil.

- Sigue, sigue…-

Succioné su pezón hasta tal punto que pensaba que iba a sacar líquido lácteo de él. A mi hermanita se le puso la piel de gallina, comenzó a gemir más fuerte. Y yo me lancé a por el otro pezoncito. A estas alturas, mi hermana empezaba a perder el control. Con una mano comenzó a meterse un dedo por su coño mientras con la otra cogió el bote de mermelada y se extendió la poca que quedaba sobre sus pechos otra vez, y sobre su barriguita.

- Chupame entera cabrón.

Me quedé algo sorprendido porque me insultara mi hermana, pero en fin, viendo la situación, mi hermanita ya metiéndose dos dedos y chorreando como una loca mientras mojaba su dedo en mermelada y se lo metía en la boca, decidí hacer lo más obvio, pasar mi erecta polla por su barriga sin ayuda de mis manos (pues estaba atado), y ponérsela a la entrada de su boca.

Ella sin dudarlo un instante, atrapó con su boca mi polla llena de mermelada y la mantuvo un rato en su boca como una fiera que no suelta su presa. Imaginaos la escena, yo, de rodillas y maniatado, recibiendo una mamada de mi hermanita, que estaba tirada en el suelo y untada en mermelada.
Apartó la boca de mi polla y me miró lascivamente.

-¿Quieres que te la siga chupando?- Me dijo con una voz tremendamente sexy. -Siiii…Porfa, tata…- Alcancé a decir.

Y atrapó con sus carnosos labios mi capullo mientras con la punta de su juguetona lengua rozaba muy ligeramente la punta de mi pene. Sonrió y mientras me miraba con ojos de niña inocente restregó varias veces lentamente su lengua sobre toda mi polla. En estos momentos me acordé de cómo mi hermana se comió aquel helado ese mismo día. Lo hacía igual. Estaba en la gloria.

-Relájate hermanito, esto te va a encantar- Dijo con una voz seductora.

Me dio un pequeño empujón y me caí de espalda al suelo. Y allí apareció ella. Se puso de rodillas, se quitó una gomita de la muñeca y se recogió su pelo en una graciosa coleta. Se la metió entera de golpe en su boquita. Comenzó a juguetear con su lengua mientras me succionaba toda mi polla.

-¡Como la chupas hermanita!

Dicho esto, me miró y dijo:

-Lo mejor está por llegar.

Y empezó a metérsela y a sacársela rápidamente de su boca durante al menos 1 minuto. Sube, baja, sube, baja, lo hacía fenomenal, su lengua me volvía loco, estaba a punto de correrme.

-Me-me voy a correr.

Entonces ella automáticamente paró en seco.

-La noche es larga, no vamos a malgastar una corrida.- Me dijo con un tono un tanto revanchista.

Me quedé callado, comprendí como se sintió mi hermanita cuando le hice parar en seco.

-Vale, captada la indirecta- Y le guiñé un ojo.

Jugamos la tercera mano, aunque los dos sabíamos que esta iba a ser la definitiva. La gané yo. Ya tenía pensada desde hace tiempo la orden que iba a hacer cumplir a mi hermanita.

-Quiero que me hagas un striptease vestida de colegiala. -No sabía que te ponían esas cosas, tete.- Me dijo riéndose, -espérame aquí sentadito, cariño- y me dio un profundo beso en la boca.

Me quedé esperando durante al menos cinco minutos que se me hicieron interminables. Durante todo este tiempo, estuve reflexionando sobre todo lo que estaba pasando. En esos momentos no veía a mi hermanita como aquella cría irresponsable, era toda una mujer que rebosaba erotismo por todas partes. Por un lado me sentía un tanto violento y culpable por lo que estaba haciendo con mi hermanita, pero por otro me sentía bien como cualquier hombre se sentiría por tener sexo con una chica tan despampanante como ella.

¿Tenía que seguir adelante?, los jueguecitos me habían encantado, pero, ¿no sería superar el límite si llegásemos a la penetración? ¿Estábamos rozando la locura? Esas eran las preguntas que me venían a la cabeza. Al final, mi polla pudo más que mi cabeza. Entonces, apareció por la puerta con una falda escocesa y dos graciosas coletas. Adelante. Sin mediar palabra, puso un CD en el equipo de música. Empezaron a sonar los primeros acordes de una canción que se me han quedado grabados para toda la vida. ”You sexy thing” (Hot chocolate.)

-Relájate tete- y me dio un suave empujón para que yo me recostara en el sofá.

Comenzó a contornear su cuerpo de diosa al ritmo de la música. Bailaba moviendo sus caderas como si marcara los tempos de la canción. Yo ya estaba con una empalmada total, mis manos se fueron solas hacia mi aparato y comenzaron a sobarlo muy suavemente. Mientras, ella, cerró los ojos y siguió bailando. En esto, empezó a levantarse muy despacio el top que le llegaba hasta media barriga. Subía, subía, y luego lo bajaba. Me estaba volviendo loco, quería que se lo quitara ya.

Como si me hubiera leído el pensamiento, se lo subió hasta que alcancé a ver el principio de sus pechos. Se me quedó mirando con cara de complicidad, como esperando que le diese una señal para que siguiera. Empecé a masturbarme con más decisión.

Mi hermanita se dio la vuelta al tiempo que meneaba su culito de una forma extremadamente erótica. Entonces, se quitó el top de un solo tirón. Se quedó unos segundos bailando de espaldas a mí, haciéndome sufrir como un condenado, hasta que se dio la vuelta y me dejó a la vista sus ya reconocibles pechos. Se acercó hacia mí con paso firme y decisivo. Se recostó sobre mi regazo y empezamos a besarnos apasionadamente mientras ella me abrazaba y yo amasaba sus pechos. De repente, se levantó súbitamente, y siguió con su sensual danza.

Yo estaba que no podía más, a la próxima vez que se me acercara, la cogería de las manos, la tumbaría en el sofá, y me la follaría como un salvaje. Su faldita de medio muslo comenzó a subir de manera muy excitante y peligrosa hasta el comienzo de sus partes íntimas. Pude apreciar que llevaba un tanga de color azul.

En eso, más pronto de lo que yo me esperaba, su falda fue bajando lentamente a causa de sus constantes movimientos de cadera, hasta que al final, la faldita tocó el suelo y con un fugaz movimiento, mi hermana se la quitó. Y entonces, se quedó solo con su minitanga azul. Apagó el equipo de música, se acercó muy sensualmente hacia mí y se recostó otra vez sobre mi regazo.

-Ahora te toca desnudarme, tete.-

Sin pensarlo un segundo, le bajé el tanguita con mucha facilidad y comenzamos a besarnos con mucha más pasión y deseo que las otras veces que lo habíamos hecho. Me coloqué encima de ella e hice amago de follarla. Restregué mi polla por su vientre haciendo movimientos de penetración. Ella estaba muy cachonda, no paraba de gemir y de suspirar, y su coñito hace mucho tiempo estaba que chorreaba.

-Me…métemela…ya…tete…no aguanto… más. -Chupámela- dije con un tono imperativo.

Y sin dudarlo un instante, ella se abalanzó como una bestia sobre mi polla y comenzó a chuparla otra vez. Mamaba a una gran velocidad de arriba abajo sin parar mirándome directamente a los ojos, mientras con su mano derecha se masturbaba como una loca. Eso me puso muy caliente. De vez en cuando se entretenía con mis huevos mientras con su mano izquierda, me masturbaba muy rápidamente.

-Me…me voy a correr-

Entonces ella dejó de chupar y comenzó a masturbarme.

-Siiiii…Córrete tete… -Me corro…Me corro…-

Me corrí abundantemente sobre toda su mano y parte del sofá mientras ella tuvo el primer orgasmo de la noche. Gemía como una loca mientras se seguía masturbando y no me soltaba la polla. Nos tumbamos en el sofá reponiéndonos del orgasmo que habíamos tenido los dos. Nos mirábamos con cara de satisfacción.

-Que bien que la chupas tata… -Gracias tete, pero aun no hemos acabado-

Me cogió de la mano y me llevó en volandas hasta su habitación.

-Túmbate en la cama-

Así lo hice. Cogió de su estantería un condón lo abrió y me lo puso con mucha suavidad y experiencia. Se recostó en la cama y se abrió totalmente de piernas.

-Fóllame…

Guié mi polla hasta la entrada de su coño y la comencé a penetrar muy lentamente. A juzgar por la facilidad con la que entró mi polla, pude apreciar que ella no era virgen. Me había mentido con aquella chorrada del miedo escénico. Esto hizo que la penetrara hasta casi el fondo, con rabia. Me sentía engañado pero a la vez afortunado. Sus gemidos leves iniciales, se transformaron más tarde en gritos entre dolor y placer. La comencé a follar con más fuerza, como una mala bestia, quería metérsela hasta el fondo, metérsela hasta hacerle llorar.

-Me vas a romper cabrón…-Con que…eras virgen, ¿eh? -Mmmmmmmmmm no pares, sigue, sigue, Alcanzó a decir -Cállate! Me has utilizado ¿eh, putita? -Noooo, yo…noooo…

Sin dejar de metérsela, la cogí de las nalgas y la recosté de espaldas a mí. Seguimos follando en esa nueva postura.

-Que bien…que follas, cabrón… -Como tú, que…utilizas a tu hermano para follar… -Noooo…Yo te quiero… -Cállate, puta.

La verdad es que ni yo mismo no sabía ni lo que decía, estaba en un estado de enfado y lujuria que nunca antes había experimentado. Estaba rebosante de ira y placer. Poco me importaban los insultos que le dirigía a mi hermanita y sus posibles consecuencias. Aunque a ella parecía que no le afectaban mucho. Es más, yo diría que le excitaban, pues desde que le insultaba, ella follaba con más ganas.

-Ahora me vas a follar tú a mí…

La dejé de penetrar y me tumbé en la cama. Sin decirle nada, ella se puso sentada frente a mí y comenzó a cabalgar con mucha fuerza.

-Sabes follar…Cuantos… tíos… te… han… follado, ¿eh? -Mu…mu…muchos, cabrón… -Y seguro que… a todos… se la has chupado… como a tu hermano… -S…siiii, me encanta…chupar…

Comencé a moverme yo también.

-Te voy…a follar…como nunca….te lo han hecho….puta. -Fóllame…fóllame fuerte hijo de puta.-Dijo gritando.

Comenzó a gemir con más fuerza y deducía que le había llegado el segundo orgasmo de la noche. La cogí por la cintura y me la coloqué debajo de mí. Se la metí de golpe y seguí penetrándola con una fuerza y velocidad que yo mismo me sorprendía. Era tal el grado de excitación, que ninguno de los dos no podíamos ni hablar, estábamos poseídos por la fuerza de la pasión y la lujuria.

Ella tardó poco en tener su tercer orgasmo. Yo me iba a correr ya y se lo hice saber. Saqué mi polla de su coño, me quité el condón con mucho cuidado, y coloqué mi polla sobre sus tetas.

Mi hermanita, entendió lo que quería hacer, así que se agarró las tetas con sus manos, me aprisionó la polla y comenzó a hacerme una espectacular cubana. Tardé poco en correrme sobre sus tetas al tiempo que ella gemía de auténtico placer. Nos dejamos caer exhaustos y fatigados sobre la cama. Estuvimos un buen rato resoplando.

-Ha sido el mejor polvo de mi vida… -Follas muy bien tete, te quiero. -Yo tambien te quiero.-

Nos fuimos a dar un baño los dos juntos para quitarnos el sudor. Cuando llegamos a su habitación, apagamos la luz y nos abrazamos muy tiernamente. Antes de dormirnos, estuvimos hablando sobre lo brutal que había sido el polvo. Me disculpé por mis insultos, pero ella le restó importancia, ya que decía que no le importaban porque la situación era muy excitante.

Al día siguiente, me la encontré llorando en su habitación y me confesó que desde hacía mucho tiempo me deseaba, y aprovechando que nuestros padres se fueron, decidió atraerme pasando desnuda enfrente de mi habitación para despertar mi deseo sobre ella y que todo lo que pasó después hasta el momento en que tuvimos sexo lo tenía planeado.

Al final, se sentía mal por lo que habíamos hecho, y me hizo una confesión que me dejó sorprendido y asustado. Tenía miedo de ella misma, no se sabía controlar con el sexo, para su edad había estado con muchos hombres, y eso me preocupó mucho e hizo que me sintiera mal durante mucho tiempo.
Tenía miedo que se convirtiera en una ninfómana, tenía miedo…que se convirtiera en mi puta.
En asociacion con thekookie, visita: http://thekookie.directoriowarez.com/
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